Son muchos los retos que enfrenta el pueblo de Puerto Rico para conseguir implantar estrategias de desarrollo sustentable que aseguren el que las futuras generaciones disfruten de nuestros recursos naturales y culturales. La cotidianidad que vivimos es espejo de las decisiones económicas, sociales y políticas que hemos asumido y de la ineficiencia en la planificación de nuestros asuntos, en particular los ambientales. Para tener una idea del grado de complejidad y gravedad de la situación que vivimos, resaltamos algunos datos: el 90% de los productos que consumimos son importados y hemos perdido el 30% de nuestros terrenos agrícolas, el 99% del combustible que utilizamos para generar energía proviene de combustibles fósiles, el 45% de la población no tiene sistema de alcantarillado, cada puertorriqueño genera 5.5 libras de desperdicios sólidos al día,
sólo tenemos un 7.6% de terrenos para la conservación, y 49 de los 78 municipios de la Isla no logran financiar el 50% de los gastos recurrentes (Padín en Sustentabilidad para el uso de suelos en Puerto Rico, 2009).
sólo tenemos un 7.6% de terrenos para la conservación, y 49 de los 78 municipios de la Isla no logran financiar el 50% de los gastos recurrentes (Padín en Sustentabilidad para el uso de suelos en Puerto Rico, 2009).
A estos datos tenemos que añadir aspectos como la pérdida de la biodiversidad, la degradación de nuestras costas, el desempleo, la violencia, la pobreza, la educación desarticulada de nuestros referentes culturales y ambientales, y un alto analfabetismo funcional. No hay lugar a dudas de que tenemos que repensarnos como nación y priorizar en aquellos aspectos que aseguren una mejor calidad de vida para todos.
La Educación Ambiental, es una de las estrategias que puede facilitar el que nuestras acciones cumplan con la agenda sustentable que aspiramos. Sus objetivos van dirigidos al desarrollo de las capacidades de análisis e investigación, al entendimiento de cómo funcionan los sistemas ecológicos y culturales de la Tierra, al conocimiento de las controversias ambientales dentro de los contextos locales, regionales y globales y, a la acción cívica y solidaria. Más aún, la educación ambiental aspira a desarrollar niveles trascendentes de conciencia y compromiso para
…que el nuestro sea un tiempo que se recuerde por el despertar de una nueva reverencia ante la vida; por la firme resolución de alcanzar la sostenibilidad; por el aceleramiento en la lucha por la justicia y la paz y por la alegre celebración de la vida.
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